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Cuando imaginas un cultivo, probablemente piensas en un gran terreno al aire libre. Nosotros, en cambio, apostamos por cultivar de una forma diferente: de manera vertical y urbana, dando una nueva vida a un local del distrito de Horta que antes estaba en desuso. Es un win-win para la ciudad y para nuestros clientes, que reciben un producto delicioso, fresco, de calidad excepcional y muchísimo más rápido. Y si esto te parece extraño o futurista, prepárate, ¡porque en Noruega cultivan incluso en cuevas subterráneas!

En las cuevas de Sandvika, muy cerca de Oslo, está Gruvegrønt, una granja vertical de 500 m² dentro de una cueva con una superficie total de 30.000 m². Allí, bajo tierra, crecen más de 1.500 kg de microgreens al mes, pero también flores comestibles, tomates cherry y otros productos dirigidos a restaurantes que utilizan producto local y de temporada, chefs de alta cocina y tiendas de alimentos gourmet. Todo esto tiene muchísimo sentido: con un clima tan extremo, ¡los noruegos solo pueden cultivar al aire libre durante unos pocos meses al año! Una solución perfecta para disponer siempre de productos frescos y de Km 0.

Oslo, la ciudad verde

Oslo fue nombrada Capital Verde Europea en 2019 por las diversas iniciativas que han implementado para proteger el medio ambiente y su entorno local. Con una población de poco más de 700.000 habitantes, su tamaño relativamente pequeño la hace ideal para experimentar con nuevas soluciones. Por ello, lleva décadas esforzándose por convertirse en un referente de sostenibilidad, innovación y urbanismo verde, siendo la primera ciudad del mundo en tener un «Presupuesto Climático», un plan para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, es decir, lograr un equilibrio entre las emisiones de CO² que genera y las que elimina de la atmósfera mediante acciones sostenibles.

Huella ambiental positiva

¿Cómo va a conseguir ser carbono neutral o incluso, tener una huella ambiental positiva? Por ejemplo, creó Vulkan. Era un antiguo distrito industrial reconvertido en un barrio energéticamente sostenible: se han renovado edificios con paneles solares en la fachada, construido hoteles que reaprovechan la energía de los ascensores y del sistema de refrigeración, así como una central energética con pozos geotérmicos.

Siguiendo esta línea de transformación verde, el parque Losæter se ha convertido también en un gran huerto urbano donde una comunidad de jardineros urbanos y voluntarios cultivan frutas y verduras. Para darle el suficiente valor al proyecto, más de 50 agricultores donaron tierra para expandir el área de cultivo e incluso se contrató a un «city farmer» que se encarga de cuidar y mantener las condiciones del huerto.

A nivel individual también contribuyen a la lucha contra el cambio climático con el método Skogluft, que no es más que la integración de jardines verticales en los hogares para reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo de toda la familia.

¿Y tú, sigues el método Skogluft en casa? ¿O tal vez llevas a cabo otras acciones sostenibles? ¡Comparte tus ideas con nosotros y déjanos un comentario!

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